Política y economía
Perspectivas para 2023
Contexto
El 2023 estará, sin dudas, marcado por el proceso electoral que le permitirá a los santafesinos elegir nuevamente Gobernador y Presidente (entre muchos otros cargos ejecutivos y legislativos), dicho proceso se realizará en distintas fechas, de hecho se podría esperar que las primarias provinciales sean en mayo y las nacionales en agosto; las generales provinciales en septiembre y las nacionales en octubre, ¿balotaje? Seguramente en noviembre…. Esto ocasionará que muchos funcionarios estén en campaña durante prácticamente todo el año.
Mientras tanto, la crisis económica, la inseguridad y el deterioro el aparato productivo seguirá su tendencia inercial ¿El gobierno le dará prioridad a la gestión o la campaña? Es difícil imaginar que se hagan en un año electoral los cambios estructurales que viene demandando la economía hace años, pero la esperanza es lo último que se pierde ¿o no?
El gobierno nacional
Que Argentina atraviesa un complejo escenario con muchas dificultades internas y externas, no es noticia para nadie, pero seamos más específicos ¿Cuáles son los problemas que enfrenta la economía argentina en 2023?
Podríamos escribir un libro para responder esa pregunta, pero vamos a priorizar los más importantes y a ser lo más breves posible. En este marco las mayores dificultades que atraviesa Argentina son: la sequía, la inflación, la falta de divisas, el déficit fiscal (con su consecuente emisión monetaria) y el stock creciente de deuda.
Claramente todos estos problemas están relacionados y se retroalimentan, para bien y para mal. Es decir, la sequía va llevar a una menor superficie sembrada, menos producción, menores exportaciones y menores ingresos de divisas. Pero, por otro lado, una disminución del déficit fiscal, llevaría a una menor necesidad de emisión, menor inflación (a futuro) y menor nivel de deuda. Sin embargo, la mayor incertidumbre está en qué es lo que hará el Gobierno Nacional, en ese sentido las expectativas no son buenas, dado que es el último año de un gobierno donde después de casi 4 años, no solo no se conoce el plan de gobierno, sino que tampoco se sabe con exactitud quién gobierna.
Planteando un escenario optimista, podemos esperar que el ministro de economía Sergio Massa continúe colocando parches, logrando que la economía “aguante” hasta las elecciones.
El FMI parece estar dispuesto a acompañar, lo cual es una buena noticia debido a la necesidad de financiamiento que va tener el gobierno durante todo el año.
En este contexto, se puede esperar que las variables macro tengan un desempeño similar al del año pasado con un leve crecimiento económico (2%) y una inflación cercana a la de 2022 (85%), la deuda pública está mayormente indexada, por lo cual crecerá a una tasa similar, lo mismo que el dólar. Siempre suponiendo un escenario donde las encuestas den positivas a un cambio del partido gobernante. Caso contrario los interrogantes y la incertidumbre se eleva a niveles inimaginables.
La provincia
Santa Fe se ha caracterizado históricamente como un motor de la economía argentina, teniendo la mayor participación en las exportaciones (en su mayoría de origen agropecuario), sumado a una sólida industria manufacturera y un sector de servicios amplio y diversificado.
En este sentido, no hay dudas de que, durante el 2023, los desempeños de estos sectores serán vitales.
Sin embargo, la macro influye y el escenario (como se describió anteriormente) no es el más alentador. Las restricciones a las importaciones han generado que muchas empresas posterguen inversiones e incluso reduzcan su producción, lo que desencadenó en los últimos meses una caída del nivel de actividad. Por otro lado, la sequía -catástrofe ambiental- golpea fuerte al sector más dinámico y más importante de la economía provincial. En cuanto al sector servicios, su comportamiento ha sido dispar, pero con una tendencia al estancamiento, producto de la menor demanda a nivel agregado.
Pese a todo, las perspectivas no son tan malas. El contexto internacional parece seguir avalando un alto precio para los commodities, mejorando así nuestros términos de intercambio. También se puede esperar un incremento en la “agilidad” del gasto público (que impulsaría al sector servicios), esto sumado a un crecimiento moderado en la construcción, y una mejora en las condiciones climáticas para la segunda parte del año, harán que Santa Fe mantenga un nivel de actividad económica estable, con un crecimiento similar al nacional.
En cuanto a la política, el escenario parece más claro que a nivel nacional. Omar Perotti tiene negada constitucionalmente la posibilidad de presentarse a la gobernación, ocasionando un gran interrogante sobre el candidato peronista, ya que no existe ningún dirigente de ese espacio con alto nivel de representatividad. La falta de liderazgo en el frente de todos y la ambivalencia de Perotti, quien se mantuvo siempre cerca de Cristina Kirchner, pero en ocasiones cerca de Alberto y en otras queriendo acercarse a sectores de clase media o rural, sumado a la falta de respuesta en sectores claves como la seguridad y la educación, los cuales fueron sus principales slogans de campaña y hoy muestran los peores indicadores desde la vuelta a la democracia, han generado la incapacidad de generar un candidato fuerte en el oficialismo.
En este marco, la sociedad santafesina parece reclamar un cambio en la conducción política, y quién mejor parece haber entendido las demandas locales es Maximiliano Pullaro. El líder del radicalismo y referente de Juntos por el Cambio en la provincia, busca generar todos los consensos necesarios para construir un nuevo frente local que incluya los principales partidos de la oposición. La llegada de Pullaro a la Casa Gris marcaría el retorno de la UCR al gobierno provincial después de 60 años y un alineamiento político entre Nación y Provincia ya que es de esperar que en las presidenciales también se imponga JxC.
Conclusiones
Posiblemente uno de los mayores problemas económicos y sociales que han sufrido la Nación y la Provincia en los últimos años, haya sido la falta de un “plan”. Tanto los gobiernos de Omar Perotti como de Alberto Fernández, pasaron la mayor parte de su gestión operando sobre las consecuencias y no sobre las causas de los problemas. Quizás la única regla estable haya sido la de improvisar en todas las áreas de gobierno.
Como consecuencia de esto, el año 2022 cerró con la mayor inflación de los últimos 40 años, sueldos entre los más bajos de Latinoamérica, empresas sin acceso a insumos para la producción y un nivel de deuda pública y déficit fiscal insostenible. Mientras que, a nivel provincial, todos los indicadores vinculados a la seguridad y la educación empeoraron sistemáticamente año tras año.
Por otro lado, una confirmación de las tendencias actuales, permitiría que los candidatos informen sus planes de gobierno y de esta manera doten de mayor previsionalidad a los mercados, conteniendo en parte los overshooting y minimizando al máximo la incertidumbre típica de los años electorales. En este sentido, el candidato radical ya presentó sus equipos técnicos y un análisis del estado de situación de la provincia con políticas activas para corregir la tendencia actual, esto sumado a un escenario de mayor confianza que otorgaría el nuevo contexto nacional, permitirá una mejor adaptación de los agentes económicos a un contexto que se aproxima complicado.
En conclusión, el 2023 estará marcado por la expectativa que genere en los mercados el programa del nuevo equipo económico y la eficacia que tenga el gobierno actual para contener las variables macroeconómicas, de manera que podamos atravesar la “transición” política con la mayor estabilidad posible, permitiendo así, comenzar el 2024 con un nuevo gobierno que vuelva a poner a Santa Fe y la Argentina en un camino de crecimiento y desarrollo sostenido.
LIC. RAÚL OCHOA Y GÓMEZ - ECONOMISTA