Gremios o recursos humanos, ¿quién tiene el poder?
La frase es vieja, pero se encuentra más vigente que nunca. La gente es el recurso más valioso de una organización. Lo que ocurre en la actualidad es una disputa por sus derechos y obligaciones. Esa puja por el poder, se da entre los gremios y los departamentos de recursos humanos.
Por Lic. Claudio M. Pizzi *
Desde las ciencias sociales, el poder representa la capacidad de los individuos para influir en el comportamiento de los demás. Cuando se legitima, se lo suele definir como autoridad. Aquí hallamos el foco del conflicto, ¿a quién debe responder el personal?, ¿cómo debe manejarse en términos de oportunidades?, ¿firmas como Walt Disney, Google o Apple, necesitan un sindicato?
Estudios manifiestan que los primeros gremios nacen en Francia en el siglo XII. Se extienden en Europa a la luz de la pujanza económica de las ciudades. Sus objetivos centrales eran el control de la oferta y los precios de los productos manufacturados, y la prosperidad de los miembros integrantes. Eran asociaciones formadas por maestros, oficiales y aprendices de un mismo oficio. A partir de allí se regulaba la actividad laboral, la formación y el aprendizaje. Se generaban amparos en casos de viudez, orfandad, enfermedad, consistentes en pensiones y tratamientos hospitalarios. El desarrollo de la industria moderna y el capitalismo, los transforma en sindicatos y partidos políticos. En la Argentina, inician una extensa lucha que contempló la abolición de la servidumbre, la esclavitud, derechos migratorios, la justicia social y la solidaridad. Es sabido que el sector sindical representa uno de los ejes donde descansa el equilibrio de poderes en la sociedad moderna, pero en la actualidad no encuentra un espacio sostenible para desenvolverse y realizar un aporte más fructífero, salvo en regiones donde todavía se ejercen prácticas laborales primitivas como las mencionadas. Muchos de los beneficios expuestos en el párrafo anterior son cubiertos por la empresa de hoy.
El mundo global y la tecnología, ha desnudado en parte sus falencias. La velocidad del cambio social es mucho mayor a su capacidad de adaptación. Los procesos productivos y programas de trabajo requieren empleados y obreros especializados y generalistas. Comprometidos con las visiones organizacionales, extremadamente flexibles, capaces de llevar adelante tareas en forma autónoma. Intra-emprendedores, innovadores, abiertos al aprendizaje constante. Las pautas rígidas sobre el diseño de puestos, los horarios, las obligaciones y derechos, producen constantes disputas con los departamentos de recursos humanos que son los encargados de mantener el clima laboral, capacitar, “manejar el mérito”, desarrollar el capital humano, y aumentar la productividad. En diferentes rubros e industrias existen distorsiones notables a nivel salarial entre el personal sindicalizado, el jerárquico y administrativo. Gremios y RR HH luchan por el poder, por legitimar su autoridad. Esta relación tóxica se hace más evidente en las llamadas organizaciones de economía social donde existe renovación de autoridades por el voto y los empleados son socios – afiliados.
Esa relación de perfecto equilibrio entre derechos y obligaciones que debe existir, es de vital importancia para el desarrollo sustentable de las empresas. En la actualidad, existen dos verdades que deben ser enfrentadas con inteligencia. Por un lado, los altos costos laborales y la inflexibilidad de las leyes, atentan contra el crecimiento de las pymes y el desarrollo de puestos de trabajo, frenando las inversiones. Por el otro, la renovación tecnológica, expulsa mano de obra calificada.
En este contexto, la lucha por la “representación de los individuos en la organización”, no hace más que echar leña al fuego. Los últimos acontecimientos mundiales han servido de lección. “El cambio es inevitable”. La pandemia ha forzado a gremios y empresas a encontrar caminos conjuntos en términos de producción de bienes y servicios. El “home – office” es una realidad impuesta por las circunstancias. No es necesario esperar a tocar fondo para actuar. El “poder” debe servir para mejorar la vida de los trabajadores partiendo de la salud organizacional. “Sin empresa no hay trabajo”, sin trabajo, no hay empleados, sin empleados, no hay gremio.
En este esquema post pandemia, el gran desafío consistirá en encontrar un sistema de negociación – cooperación que permita tanto a gremios como empresas, crear “fuentes de trabajo sostenibles” atendiendo a la preservación de todos los recursos y especies de la naturaleza en tiempo presente y futuro. Este es el camino a transitar por toda agrupación o factor de poder que quiera ganarse un lugar en este nuevo orden mundial y social.
*Director Gestión, Coaching & Capacitación