Una trae a la otra, hay infinidad de ejemplos
Evasión es igual a corrupción
¿Qué es la evasión, qué es ser evasor?, se pregunta el autor
En nuestra patria, el cien por ciento de los ciudadanos somos evasores y ello nos transforma en corruptos. ¿Qué es la evasión, qué es ser evasor? Uno puede querer asumir una responsabilidad y lo evita, pero se es evasor en las responsabilidades impositivas. Y se puede ser evasor total o parcial; se es evasor al no cumplir con la ley, o al no cumplir con los convenios de servicios debidamente firmados y de conformidad. Y quién debe hacer cumplir la ley, es decir la Justicia, no lo hace, por lo que también es evasora o corrupta.
Hay infinidad de ejemplos y cada uno las sabemos, las tenemos presente y lo más fácil, nos acostumbramos y se transforma en una rutina y nos debería afectar a nuestra moral, y la simple conclusión, si los demás lo hacen porque no lo puedo hacer Yo. Ser evasor nos transforma en corruptos. Y entonces… ¿Quiénes son corruptos? Según una definición a nuestro alcance: "Aquellas personas que cometen irregularidades, o infringen la ley para obtener un beneficio particular".
¡Qué tal! ¡Que definición! Pero esto no es lo que está pasando en Argentina, porque al parecer las "personas que cometen irregularidades, o infringen la ley para obtener un beneficio particular" no son consideradas corruptas. Veamos: esta definición es como que está determinada para los políticos, los jueces y los profesionales de la salud, pero deberíamos agregar sin duda alguna a los empresarios, comerciantes y ciudadanos comunes, que por un descuento en lo que compran en efectivo –por ejemplo- no exigimos factura. O bien nos cobran un copago o plus en cualquier actividad y no exigimos comprobante fehaciente de pago. Por eso digo que también terminamos siendo corruptos.
Puede interesarte
¿Ahora bien, cómo se puede controlar esta situación? Pues bien, el Estado Nacional y los estados provinciales y municipales, tienen en sus estructuras Políticas la potestad de actuar y la pregunta ¿lo hacen?
La Biblia, en su eterna sabiduría, determina que "las palabras movilizan y los ejemplos arrastran". En consecuencia, si los funcionarios políticos, que son los administradores de los bienes del Estado, no hacen funcionar los estamentos creados para que ello ocurra, quién es más evasor o corrupto: el administrador, esos estamentos (como ser la AFIP, o las distintas oficina de tributos, ya sean provinciales y municipales), o los simples ciudadanos. ¿Si no cumplen, quién es más responsable? Como parece que nadie es responsable, al tener una actitud complaciente, los ciudadanos rápidamente nos dejamos "arrastrar".
¿Qué nos Pasa? Los que nos administran (todos ellos políticos), no hacen cumplir las leyes. Supuestamente tenemos a la justicia como parte de la formación de la democracia, por lo que los jueces deberían actuar ante estas situaciones en las que los administradores no cumplen con sus deberes y obligaciones de funcionarios públicos. La respuesta parece simple y los ciudadanos nos damos cuenta, sin ser especialistas: la "tercera pata" de la democracia (la justicia) hace "mutis por el foro".
Entonces… ¿qué nos queda a los ciudadanos? Los ciudadanos nos quedamos con la tranquilidad de que "el pueblo gobierna a través de sus representantes en los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial". Y como nos quedamos tan tranquilos, así nos va. Por eso mismo, ya que atravesamos días de elecciones presidenciales, y al margen de los resultados, que bueno y que sano hubiese sido que cada candidato mostrara las obras realizadas en sus comunidades. O que hayan presentado las declaraciones juradas de por lo menos sus últimos cuarenta años, para poder saber sin son evasores y corruptos, o no.
Que Dios y la patria los demande a quienes son los administradores de los bienes del Estado y nos cubran a los ciudadanos, que somos el pueblo. Me duele la patria y nuestro futuro.