Entre una generación y otra
El tiempo y los desplazamientos en las empresas de familia
“A mí de aquí me van a sacar muerto”, dijo Jesús en una reunión con sus hijos, que teníamos durante el proceso de consultoría para el que nos contrataron, cuando uno de ellos esbozó la sugerencia de que para su padre había llegado el momento de retirarse, de dar un paso al costado.
“Hace ya un montón de años que el viejo debería haber dejado de trabajar y dedicarse a disfrutar de todo lo que hizo poniendo el lomo durante toda su vida”, me decía después de la reunión, Héctor, el hijo que al hablar había provocado la reacción de su padre.
Jesús, de setenta y ocho años, es el fundador de una industria láctea radicada en el centro geográfico de la provincia de Santa Fe, la llamada Cuenca Lechera. Lo hizo en 1960, cuando el empezaba su juventud, fabricando quesos en forma artesanal, que llevaban la misma marca que hoy prestigia a los productos que están en las góndolas de todos los supermercados del país.
Ester y Jesús se casaron siendo muy jóvenes y tuvieron cuatro hijos. El mayor, Eduardo, tiene cincuenta y cinco años y trabaja en la empresa de la familia desde que terminó la escuela secundaria. Después de pasar por todos los puestos del área productiva, hoy es el Gerente de Producción. Después nació Ema, que tiene cincuenta y tres años, se graduó como Contadora y, después de trabajar en varias empresas del sector bancario, volvió hace quince años para unirse en el trabajo junto con su familia, y hoy es la Gerenta de Administración y Finanzas. Irene, la tercer hija, tiene cuarenta y ocho años, estudió Ingeniería Química y durante sus primeros años de profesión ejerció en Rosario como auxiliar de un prestigioso profesional de esa rama, después se especializó en calidad, y hace diez años volvió a vivir a su ciudad natal e ingresó a trabajar en la industria familiar, siendo hoy la Responsable de Calidad. Por último, el hijo menor es Héctor, que tiene cuarenta y cinco años, es abogado y escribano, y trabaja en su estudio profesional en Rafaela.
Ester y Jesús tienen diez nietos, la mayor de treinta años de edad, y el menor de nueve. De ellos, hay cinco que son profesionales de distintas disciplinas y trabajan en la empresa de la familia.
Los familiares que trabajan en la empresa, y la familia en general, ha llegado a un momento de incomodidad en el que nadie está satisfecho con el lugar que ocupa, ni con las perspectivas que ven para su futuro personal en lo laboral, lo económico y lo patrimonial.
Jesús se siente permanentemente cuestionado y desautorizado por sus hijos, y sobrepasado por muchas situaciones cotidianas para las que antes tenía respuestas rápidas y eficaces, que no eran discutidas, y que ahora le requieren más tiempo y una negociación permanente.
Los hijos de Ester y Jesús sienten que su padre no los escucha, ni les da el lugar en la empresa y en las decisiones importantes que ellos creen que se merecen hace mucho tiempo, y tienen un profundo malestar que los desmotiva y los irrita.
Los nietos de Ester y Jesús están entusiasmados con la oportunidad de trabajo que tuvieron, con los ingresos que perciben a la edad que tienen, y cuando miran hacia adelante ven que llegar a ocupar un puesto de jerarquía en la empresa de la familia será dificultoso y lejano, porque hay muchos familiares aspirando a pocos lugares y mucho tiempo por transcurrir para que ello ocurra.
En la bibliografía, los cursos, las charlas sobre empresas de familia se habla mucho de retiro, salida, sucesión, reemplazo de quien ejerce el máximo nivel de decisión; poniendo de esa manera palabras que no se ajustan a la realidad y que, al ser leídas o escuchadas, generan actitudes defensivas, resistencias naturales, en quienes, en esos términos, son los que tienen que irse. En otros casos, con más precisión y amplitud, se definen a esas etapas que viven las familias y sus empresas como transición generacional. Es con esto último que estamos de acuerdo, con la idea de un proceso prolongado en el que se van dando cambios en la familia y en la empresa, que tienen como consecuencia que el poder y la propiedad que están en manos de una generación empiecen, se gestionen y pasen a la generación siguiente. Décadas de convivencia societaria y laboral entre familiares, que tienen que gestionarse para que afecten lo menos posible la armonía y el patrimonio de la familia.
Nadie se retira, pasa a ocupar otro rol. Nadie sale, se mueve hacia otro lugar. Nadie es reemplazado, porque la marca que dejó en la historia y en el presente de la empresa no la puede hacer otro. La transición generacional es una danza de movimientos en la que los familiares deberían moverse coordinadamente, armoniosamente, eficazmente; siempre y cuando las condiciones y las contingencias así lo permitan.
Jesús no se va a retirar salvo que una situación indeseada se lo imponga. Seguirá en la empresa hasta el último de sus días porque no concibe la vida de otra manera. Y cuando Eduardo, Ema o Irene ocupen su lugar, y lleguen a esa edad, probablemente presenten, al menos en parte, la misma resistencia que hoy pone su padre, cuando sus hijos le hagan el mismo reclamo que ellos hoy le hacen a su Jesús. Cosas de la vida. Cosas de la naturaleza humana.
De lo que se trata es de que los miembros de una familia empresaria conozcan y comprendan en profundidad todos los aspectos racionales, emocionales, temporales, estructurales y legales que están implicados en el proceso de transición generacional, y que de manera oportuna puedan conversar, disentir, acordar y planificar que es lo que van a hacer para que los riesgos inherentes a esa etapa sean reducidos al mínimo posible, y que cada familiar pueda ver satisfecha su vocación y sus derechos.
Antecesores, sucesores, familia, empresa, sociedad, son los distintos actores que deben tener un plan coordinado y consistente que les permita recorrer el camino, hacer el desplazamiento, que en familia se acordó para cada uno. Sin que nadie se sienta empujado hacia afuera, frenado en su carrera hacia la cima, o bloqueado en su futuro.
Complejo, pero no imposible. Más fácil si se cuenta con ayuda profesional.