La cosecha de soja en Argentina
La cosecha de soja en Argentina alcanza su peor nivel en dos décadas con una producción de 21 millones de toneladas
La sequía y las altas temperaturas han devastado los cultivos, generando una preocupante disminución en la producción agrícola del país.
La Bolsa de Cereales de Buenos Aires ha presentado su informe del mes de junio, revelando un panorama desolador para la cosecha de soja, el cultivo más importante para nuestro país, que ha sufrido una devastadora sequía y ha impactado fuertemente en las reservas nacionales.
De acuerdo con la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), la producción de soja ha disminuido un 51,5% en comparación con el ciclo anterior, lo que representa una reducción interanual de aproximadamente 22,3 millones de toneladas. Esta caída en la producción ha sido la peor registrada desde que la entidad bursátil comenzó a llevar registros en el año 2000. Los rendimientos de los cultivos han experimentado un colapso del 45%, alcanzando los niveles más bajos de los últimos 10 años, con apenas 15,4 quintales por hectárea (qq/ha).
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La situación ha llevado a que la producción total de soja en Argentina sea la más baja en más de dos décadas, con un volumen total de 21 millones de toneladas, como resultado de la recolección de los últimos lotes en el sudeste de la provincia de Buenos Aires.
Los especialistas de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires explicaron que la combinación de sequía y altas temperaturas durante gran parte del ciclo de cultivo ha provocado una disminución significativa de los rendimientos y pérdidas de área cosechable, especialmente en el caso de la soja de segunda.
El bajo rendimiento de los cultivos ha sido generalizado en todas las regiones agrícolas del país. El rendimiento promedio en el Núcleo Norte se ha situado en 15,2 qq/ha, mientras que en el Núcleo Sur ha sido de 13,8 qq/ha, lo cual ha tenido un gran impacto en la producción a nivel nacional, ya que estas regiones son las principales productoras de soja en Argentina.
Sin embargo, existen algunas áreas que han logrado mejores resultados. El centro-este de Entre Ríos ha registrado el rendimiento más bajo, alcanzando solo 7,8 qq/ha. En contraste, en el norte de la región agrícola, debido a demoras en la siembra y algunas precipitaciones, especialmente en Salta y el este de Santiago del Estero, se ha evitado una reducción significativa en los rendimientos, alcanzando 19,4 qq/ha para el noroeste argentino (NOA) y 21,1 qq/ha para el noreste argentino (NEA), superando los promedios obtenidos en la zona núcleo.
El sudeste de la provincia de Buenos Aires ha sido otra región agrícola que ha logrado evitar el impacto de la sequía y las heladas tardías, obteniendo rendimientos por encima del promedio histórico. Gracias a temperaturas superiores a la media y condiciones óptimas de humedad, se han alcanzado rendimientos de 23,8 qq/ha, con picos de 35 qq/ha en algunas zonas.
Mientras tanto, en el ámbito del cultivo de trigo, continúa disminuyendo la intención de siembra. La BCBA ha ajustado a la baja en 100.000 hectáreas la estimación de implantación, ubicándola en 6 millones de hectáreas. Esto representa una caída del 1,6% en comparación con la campaña anterior, cuando se preveía inicialmente un aumento del 5% en el área de siembra.
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La escasez de humedad ha sido la principal causa de este ajuste en la intención de siembra de trigo, especialmente en el centro-oeste de la región agrícola, donde la ventana de siembra ya está avanzada. Las lluvias insuficientes en Córdoba y el oeste de Buenos Aires han impedido que algunos productores inicien la siembra del cultivo de invierno.
Con este nuevo ajuste, la siembra de trigo ha alcanzado el 71,9% del área prevista, con 4,3 millones de hectáreas ya implantadas. Aunque la superficie es menor, los trabajos de siembra aún presentan un retraso de 1,6 puntos porcentuales.
La grave situación en la cosecha de soja y las preocupaciones en el cultivo de trigo plantean desafíos significativos para la economía agrícola de Argentina, generando incertidumbre en las reservas nacionales y resaltando la necesidad de medidas y estrategias para hacer frente a las adversidades climáticas y garantizar la seguridad alimentaria y económica del país.