Argentina-Brasil: una relación bilateral que no se recupera
La relación comercial entre los dos países del Mercosur viene cayendo mes tras mes. Crisis económica y más trabas aduaneras.
En mayo, el comercio bilateral entre los dos socios mayores del Mercosur cayó 23,7% y acumula 20 meses continuados de caídas. Se trata de la peor marca desde que la Argentina padeció entre 2001 y 2002. De esta manera, el comercio bilateral ya cayó el 19% en términos interanuales.
Respecto de mayo, las cifras indican una caída de las importaciones desde Brasil del 17,4% y un derrumbe de las exportaciones argentinas hacia aquel destino del 30,5%, el mayor de los últimos seis años, según destaca la consultora abeceb.com. En el acumulado para 2015, las ventas brasileñas se retrajeron 16% y las ventas argentinas lo hicieron en el 22,3%. El resultado es un déficit acumulado de US$685 millones en el año, un 80,7% mayor que el registrado en igual período del año pasado.
“Uno podría decir que la situación actual tiene dos grandes componentes. Un 50% de restricciones a la importación y otro 50% por la desaceleración de las economías de ambas naciones”, explicó Dante Sica, titular de abeceb.com.
Sostuvo que a partir de la implementación del cepo, en noviembre de 2011, las restricciones fueron deformando el carácter de la relación bilateral. Sin embargo, “con una economía normalizada, sin cepo ni restricciones, habría una especie de déficit estructural de la Argentina respecto de Brasil por el peso del desequilibrio industrial”.
Y recuerda que en el actual escenario, “hay dos rubros superavitarios que desaparecieron: el trigo y la energía. La única manera de equilibrar, aunque sea parcialmente, el intercambio es mejorando lo del trigo o exportando más energía”. Y sostiene que la situación actual “no es sostenible. Equilibrio y hasta algún superávit mantenido por las restricciones no se pueden sostener a lo largo del tiempo”.
Para Jorge Todesca, de Finsoport, “en la actualidad, hay una causalidad que tiene que ver con la realidad de ambas economías. El caso del sector automotriz es una clave: en Brasil está cayendo entre 10% y 12%, incluso con medidas fiscales de fomento, y eso es un dato clave para explicar la caída del intercambio”. Más allá de la coyuntura, incluye un dato macro: “Las exportaciones argentinas desde 2011 a 2104 se contrajeron de US$84.000 millones a US$72.000 millones, mientras el intercambio comercial del resto del mundo creció”.
Por eso sostiene que “las restricciones podrían atenuarse hasta desaparecer, pero la crisis en el comercio seguirá” y en el caso argentino, opina que “estamos entrando en un nuevo ciclo de comercio exterior que se está contrayendo muy fuerte ¿El piso?, es difícil saberlo. La tendencia es reversible, pero va a llevar un tiempo. Son necesarios cambios y, además, las tasas de crecimiento esperadas para los próximos años son menores a los de años anteriores”.
Marcelo Elizondo, titular de la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI), agrega otra mirada a ese fenómeno. “El 50% de las importaciones argentinas viene de tres países: China, Estados Unidos y Brasil. Pero las dos terceras partes de la caída de las compras en el exterior se deben a la caída de los productos que llegan desde Brasil, mientras que el resto de los mercados se mantuvo relativamente estable”; este escenario justifica, de alguna manera, “el menor interés de Brasil por la Argentina y el mantenimiento de barreras, como las restricciones sanitarias”.
Agrega que “la caída en el nivel del comercio es tendencial” y que las exportaciones argentinas tenían en Brasil, “un mercado protegido por el arancel común, una situación que las empresas argentinas perderían si Brasil firma acuerdos comerciales con otros bloques”. Y esto está frenando, por caso, inversiones destinadas a producir bienes para el país vecino”.
Por otra parte, Elizondo destaca que Brasil siguió con mucho interés la firma del acuerdo de la Argentina con China que “incluía la adjudicación directa de obras de infraestructura en las que las compañías brasileñas tenían mucho interés. Y, claro, el vecino firmó otro convenio con China, mucho más ambicioso”. Una guerra de baja intensidad que incluye un ferrocarril transamazónico que dejaría como un trencito turístico al que propone el argentino Eduardo Eurnekian a través de los Andes mendocinos.
Los tiempos, parece, están cambiando y el futuro del comercio de la Argentina con Brasil, y el Mercosur en su conjunto, pasarían por nuevos caminos. Lejos del que termina en la actual Buenos Aires.