A un mayo aplastado le sigue un junio convulsionado
A pesar de la confianza oficial en reactivar el consumo, todos los principales indicadores apuntan a una tendencia a la baja. El dólar blue subsidiado para que no pase los $13 es la apuesta del Gobierno
La radiografía de mayo muestra a un mercado financiero vencido. Las inversiones que representan la fe en una economía de bonanza fueron las más perjudicadas. De hecho, la bolsa perdió 10,54 por ciento en el mes. Esto significa que descreen del futuro de las empresas, a pesar de que el Gobierno diga que va a reactivar el consumo.
Lo mejor del mes fue el plazo fijo en pesos al rendir una tasa cercana a 2 por ciento mensual (un valor que paraliza cualquier consumo), mientras el dólar libre perdió 5 centavos (-3,94%). O sea que el que apostó al peso ganó casi 4 por ciento en dólares. Ese apostador tal vez intente continuar su postura en junio porque las elecciones todavía están lejos y considera que el Banco Central puede mantener controlado al dólar libre con la venta de dólar ahorro.
El dólar ahorro está estimulado por un dólar oficial que apenas subió 0,90 por ciento en el mes y que con el recargo de 20 por ciento para el que no lo deja depositado en el banco, se adquiere a 10,80 pesos.
De hecho, gracias a los feriados y a los paros bancarios en mayo, la venta de dólar ahorro alcanzó a 442 millones, el menor monto del año. Hay que remontarse a diciembre pasado (424 millones de dólares) para encontrar una cifra menor. Pero hay que tomar en cuenta que, apenas se levantó el paro bancario en las dos últimas ruedas, se vendieron 54 millones. El apetito por este dólar subsidiado está intacto y es el soporte para que el dólar libre no pase de los 13 pesos, el valor psicológico que desea el Gobierno para no ser perjudicado en las elecciones.
Mantener el retraso cambiario tuvo sus costos el mes pasado. La cadena de pagos del agro está prácticamente cortada y se está trasladando al resto de la economía. En junio la situación será más grave aún.
Los bonos, si bien no dieron ganancias, fueron una buena inversión porque permiten mantener el patrimonio en dólares y generan intereses. Por caso, el Bonar 24 perdió 5,92 por ciento, en consonancia con la caída del dólar libre, pero rinde una tasa de 8,75 por ciento anual. El Boden 2015, el otro bono de legislación argentina, quedó neutro y el Bonar X que vence en 2017 dio 2,12 por ciento de ganancia. Hoy los bonos en dólares marcan el equilibrio de la plaza financiera.
En cambio, los títulos en pesos son absolutamente descartables. El Discount, un bono del canje de la deuda emitido en pesos y que ajusta por el costo de vida y fue la sensación de abril, terminó el mes 9,76 por ciento abajo.
Como se ve, mayo mostró su peor cara. En Wall Street los ADR's (certificados de posesión de acciones) dieron enormes pérdidas. Banco Francés perdió en el mes 16,37 por ciento y Pampa Energía, 12,90 por ciento. Banco Macro cedió 10,37 por ciento y Galicia, 9,12 por ciento. Los papeles de los bancos van a ser los más castigados por las paritarias. Los sueldos representan 60 por ciento de su costo.
Junio va a estar signado por los convenios colectivos, que van a poner más dinero en el bolsillo de la gente pero buena parte va a ir al dólar ahorro o al dólar libre. Para el consumo se reservan los gastos en tarjetas en productos que tienen la financiación del Plan 12 que le cuesta un fuerte subsidio al Gobierno. Demás está decir que habrá un recalentamiento de la inflación.
Por eso la puja con el dólar va a ser más intensa que en mayo. A medida que se acerquen las fechas de las elecciones, la dolarización va a ser un hecho.
No hay que olvidar que con el pago de una cuota al Club de París, las reservas perdieron en el mes que terminó 644 millones al caer a 33,257 millones.
La imagen de lo que el país representa para el mundo es la del aislamiento. La Argentina no interesa como destino para invertir, sino para especular. Le prestan a tasas usurarias. Los chinos le dieron swaps al país para que les compren productos, pero en Chile instalaron su centro financiero y en Brasil invirtieron en siderurgia sin necesidad de que el Gobierno los subsidie.