Noviembre no se enteró de La Niña y lo capitalizan maíces y girasoles
Llovió cada 10 días y los acumulados en varias zonas superan los 100 y hasta 200 milímetros. La combinación de humedad y buena radiación anticipa excelentes rendimientos. La gruesa arranca bien, aunque los maíces de segunda estarán limitados por el precio de la urea.
Juan Manuel Fernández
A pocos días de concluir, y con nuevas precipitaciones pronosticadas para el fin de semana, el mes de noviembre aportó muy buenos acumulados de lluvias en la provincia de Santa Fe, que servirán para consolidar rindes de maíces y girasoles, además de impulsar la siembra de soja. Para los maíces de segunda, en cambio, aún habrá que esperar nuevos aportes de humedad en diciembre, aunque la suerte del cultivo parece estar echada por los exorbitantes valores del fertilizante.
El relevamiento oficial muestra que el último frente de tormenta concentró las descargas en dos tercios de la provincia, principalmente en el centro sur y el noreste. Los registros en la franja central oscilaron entre 35 y 60 milímetros, disminuyendo hacia el sur con valores de 20 a 30 en los departamentos Caseros, Constitución y General López. En General Obligado rondaron los 40 milímetros.
“Desde junio los pronósticos nos vienen jaqueando con año Niña y estas lluvias desafían ese pronóstico; obviamente que aún falta atravesar los períodos más críticos como diciembre y enero, o febrero como ocurrió el año pasado, pero la verdad que en noviembre llovió cada diez días”, celebró desde Gálvez el ingeniero agrónomo Claudio Bosco.
En línea con esa apreciación, el registro de la provincia indica acumulados durante el mes que en algunos casos, como Esperanza, superan los 200 milímetros. En el departamento San Jerónimo, por ejemplo, López lidera el ránking con 179mm; aunque son varias localidades con números que superan los 120 (Barrancas 162; Gálvez 140; Gessler 138, por citar algunas). Así, en Castellanos varias localidades rondan los 70; en San Martín entre 70 y 150; o en San Justo entre 80 y 150.
“La verdad que vienen en una época de fuertes decisiones, porque con pocos milímetros los más precavidos no estábamos largando siembras de segunda; porque el tanque de combustible estaba casi vacío; pero con estos acumulados uno ya agarra un poco más de coraje”, comentó Bosco.
En este escenario, describió el profesional, “los maíces están acelerando a fondo”, situación muy beneficiosa con la floración en los próximos 15 días. “Entonces esto nos posiciona muy bien; luego habrá que ver qué pasa en llenado de grano, pero llegar con buena humedad al inicio reproductivo “es como que la primera etapa de la carrera ya la ganaste”.
Lo mismo ocurre con los girasoles, cuya situación calificó como “espectacular” por la sucesión de lluvias y días soleados. “Entonces los girasoles también van a aportar mucho rendimiento este año”.
Bosco también mencionó “resultados espectaculares” en la fina, con un piso de 40 quintales en trigo y cebadas “un escalón más arriba”, que dieron hasta más de 6000 kilos. Lo malo es que “dejan los perfiles muy vacíos”, situación que en buena medida se corrigió con las lluvias de noviembre. “Estamos recuperando agua; y con un poco de fe para que no se corte la racha de lluvias cada 10 días vamos a tener una buena sementera de la gruesa”, estimó, al menos para soja.
En cambio “al maíz de segunda hay que pensarlo para sembrar del 15 de diciembre en adelante” y por lo tanto se necesitará “algún chaparrón más” en ese mes. De todos modos, advirtió, se observa “un escenario un poco negro” para el cultivo “por una cuestión de costos”. Ocurre -explicó- que el maíz como sucesor de trigo es muy dependiente del nitrógeno y la tonelada de urea que el año pasado valía u$s 450 ahora cuesta hasta u$s 1.100. “Estamos más del doble y eso va retraer mucho la siembra”, sentenció.