“La mujer toma el poder de otra manera”
Isela Costantini, ex número uno de General Motors y Aerolíneas Argentinas, narra en primera persona cómo convertirse en un líder en casa y el ambiente laboral. Conocimiento personal, sentido de la estética, límites auto impuestos y cómo lograr que los chicos no jueguen todo el día a la Playstation. Feminismo moderado contra la exageración.
Por Ciro Seisas
“Cuando en marzo de 2012 llegué a Buenos Aires como presidente de General Motors para Argentina, Uruguay y Paraguay, por primera vez escuchéé la expresiónn “techo de cristal”, con la que suele aludirse a los límites que enfrentan las mujeres en el mundo laboral. Siendo la primera mujer en dirigir una automotriz en el país, debo confesar que el planteo llamó mucho mi atención”. Es la primera metáfora del primer párrafo del libro “Un líder en vos”, de reciente aparición. De gira por algunas ciudades del país, Isela Costantini pasó por Rosario, donde dio una conferencia motivacional para organizaciones sociales, patrocinada por el gobierno de Santa Fe. El ex número uno de General Motors y Aerolíneas es ahora una interesante conferencista y consultora.
A solas con Puerto Negocios, desentraña desde el prisma de su experiencia cómo se construye un líder.
-¿Qué hace falta para liderar?
-El concepto de liderazgo pasa por servir y no por mandar, es una concepción bien diferente. Servir, uno tiene que entender a quién está sirviendo, qué le tiene que servir, de qué forma, en qué momento. En qué tiempos. Y es a todos. Es una gran orquesta para entender desde adentro. Colaboradores, líder, juntos para llegar al objetivo final: para el empresario esto es el cliente.
– ¿Pero mandar o inspirar?
-Un líder es el que inspira y el que motiva. Obviamente uno no tiene que saber todo. También saber cuándo hay alguien en el equipo que puede también hacer esto. Hay que saber identificar si hay líderes alrededor. El líder tiene que ser consciente de cuales son sus fortalezas, sus debilidades.
-¿Qué debe hacer con el Ego?
-El ego tiene lugar. La autoestima y el impacto que eso genera en el ego puede ser perjudicial. Una autoestima demasiado elevada, hace que uno se crea que puede hacer cualquier cosa. Que es el mejor de los mejores. Puede ser complejo manejarlo en el ambiente de trabajo, sobre todo si uno no es el número uno de la empresa. Es difícil convivir en ambientes de trabajo donde esa soberbia no logra motivar al equipo a dar algo más de lo que indica su papel, su recibo de sueldo o la posición que ocupan.
– ¿La autoestima alta es soberbia, es inseguridad?
-La soberbia puede ser inseguridad o puede ser porque siempre ganaste. Esa sensación de que yo estoy siempre estoy en primer lugar es una manera de encubrir una inseguridad, una incertidumbre. Creo que hay de todo.
– Cuando no ganamos, cuando fracasamos, ¿qué pasa?
-Los fracasos son las mejores oportunidades para aprender y seguir desarrollándote. Cuanto antes fracasemos, cuanto antes sepamos por que fueron esos fracasos y esos errores, antes vamos a crecer. Antes vamos a saber plantear el partido. No existe éxito sin haber tenido un fracaso.
– Hablás del Techo de Cristal. ¿Qué es esa metáfora?
-El techo de cristal. Yo lo viví a lo largo de mi carrera. A veces uno se pone en el papel de víctima y dice “uy a mí no me toca, me discriminan o no me valoran por lo que podría hacer”. A mí no me promueven porque soy mujer o joven o porque prefieren al estudió “X” especialidad, o fue y estuvo en tal lugar. Nos vamos creando fantasías de por qué no cumplimos nuestras metas. Pero no nos revisamos dentro y no nos preguntamos. ¿Yo tenía condiciones para esto, para ocupar esta posición? ¿Me demostré que tenía interés? Creamos nuestros propios techos y no nos hacemos cargo. Esto muchas veces es así. No nos eligen o no nos reconocen.
¿El debate de género está bien encauzado?
-Hoy se habla de mujeres empoderadas. Hoy el debate sobre la igualdad de género es necesario. No se entiende el valor de la diversidad. En una sociedad tiene que ser debatida y levantada. Cuando uno empieza a hablar de género, de profesiones, cuando uno comienza a pensarlo, es como que es un gran tubo de ensayo. Estamos metiendo todas las cosas, que tienen sentido y también las que no. Las que son verdad y las que son exageraciones. Otras absurdas, que cómo puede ser que vivamos así, pero todo eso es parte del debate. Se va a llegar a conformar todo eso y vamos a poder lograr todo esto, con equilibrio. A una nueva forma de relacionamiento y convivencia. El tema es que hacemos con esto, nos paralizarnos o seguimos enseñando y demostrando que pasa en un país cuando hay diversidad. El hombre y la mujer en diferentes sectores de la sociedad. Es necesario que vaya por las mujeres pero también por hombres. Que todos entiendan que es valioso contar con estos hombres, con tales mujeres.
– ¿Cómo es la mujer en el poder?
La mujer toma el poder de forma diferente. Acá estamos hablando en un grupo más masivo, con excepciones. Lo ven como la capacidad mayor de transformar. No es el poder que uno se lo lleve y lo traiga. Que diga “ahora soy más poderoso”. Sino que dice “¿ahora que hago yo con este poder, con esta mochila?”. Ahora puedo transformar más. La mujer debe verlo como una herramienta de mayor capacidad para lograr el objetivo y no como algo personal y propio que ella vaya alimentando.
Decís que una mujer es más proclive a cierta eficiencia, a una dosis de humanidad diferente…
Creo que hay ventajas de género de los dos lados. Más trabajan los equipos en diversidad, más uno va viendo las características. Esta bueno como lo hace este hombre, esta mujer, uno dice “¿bueno como logramos con el entendimiento de las fortalezas de uno u otro ver eso?” Las mujeres tienden a buscar más el consenso y a escuchar más. Teóricamente son más pacientes y eso trae sobre la mesa una otra dinámica y otra perspectiva. Que no deja de ser la perspectiva del mercado consumidor en el que también están las mujeres.
-¿Es una ventaja, pecado o una desventaja ser linda en el mundo profesional?
-Obviamente al principio de mi carrera, una escondía atributos bajo la óptica del profesionalismo. Entonces no usaba jeans, usaba lentes en lugar de lentes de contacto. Uno va tratando de armar su imagen y que lo miren desde el lado profesional. Mas que el lado estético. Pero somos todos estéticos. En algún momento eso termina siendo una barrera o una apertura para algunos momentos.
-¿Se puede inspirar en casa?
-Mas que poderse, se debe. Ese es el gran rol, el desafío que tenemos como padres. Creo que había una época cuando trabajaba en investigación de mercado. Hicimos una sobre los jóvenes y la gran preocupación que, al no tener el conocimiento tecnológico, no puedo decirle a mi hijo que corte. O como usar una app, porque me la va a decir él. ¿Qué autoridad tengo yo de decirle algo relacionado con esto? Eso es un gran desafío cuando pierden el respeto de las áreas tecnológicas. Uno tiene un enorme desafío, jugar liderazgo en casa, aunque reconozcamos que ese saber técnico no lo tenemos. Tengo en tecnología ese otro lider. Por más que sea el líder tecnológico, el líder familiar es el padre, entonces el chico no puede jugar a la Playstation todo el día. Tiene que obedecer y decir que tiene que limitar ese tiempo. Es un ejercicio que se puede llevar al ambiente de trabajo.
-¿Qué pasa con esto en ambientes laborales?
-La tecnología viene a transformar todo, las relaciones humanas en casa y en el trabajo muy especialmente. Para que sean diferentes, ni mejores ni peores. Yo creo que es una evolución, perdimos algo y ganamos algo. Pero la esencia, por ejemplo, de la familia, es lo que se debe mantener. Los roles diferentes de liderazgo. Conocer esta dinámica es clave.