Estiman que habrá exportaciones récord de harina y aceite de soja por US$ 20.000 millones
La cifra surge de las previsiones que hace la Cámara de la Industria Aceitera y del Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC) para esos subproductos, de los cuales el país es el principal proveedor mundial.
Por Juan Manuel Colombo
Gustavo Idígoras es el presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y del Centro de Exportadores de Cereales.
Las exportaciones de harina y aceite de soja, subproductos de los cuales la Argentina es el principal proveedor mundial, podrían alcanzar en la presente campaña un valor récord de US$ 20.000 millones, estimó el presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y del Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC), Gustavo Idígoras.
Las cifras de Ciara-CEC
De concretarse esta proyección, las exportaciones de este ciclo se ubicarán US$ 8.400 millones por encima de lo exportado en 2020, en gran parte debido a la suba de los precios internacionales de ambos productos, en especial del aceite.
De esta manera, el dirigente empresario calculó que se despacharán US$ 12.000 millones en harina y unos US$ 8.000 millones de aceite, aproximadamente, si se toman en cuenta los precios actuales de los commodities en base a previsiones de cantidades embarcadas hechas por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA).
En ambos casos, el salto respecto al año pasado alcanzaría, de mantenerse los precios, los US$ 4.200 millones.
Otras proyecciones
Esta proyección se ubica levemente por encima de lo estimado por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) a mediados de abril, cuando vaticinó exportaciones de estos dos subproductos por US$ 18.200 millones, lo que arrojó una diferencia positiva respecto a 2020 de US$ 6.740 millones.
Según el Ministerio de Agricultura, hasta marzo las exportaciones de harina y aceite de soja sumaron US$ 4.524 millones.
Si se suman las exportaciones de poroto y biodiésel, el complejo sojero despachará US$ 21.800 millones, según lo cálculos de la entidad bursátil del mes anterior.
Los números hasta marzo
Según el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, las exportaciones de este año de ambos productos a marzo, mes del que se tienen los últimos datos, alcanzaron los US$ 4.524 millones, mientras que el sector liquidó $ 9.755 millones, según Ciara-CEC.
La suba de precios
Si bien los precios en general de los commodities que integran el complejo sojero subieron de manera considerable, el aceite más que duplicó su valor en un año, mientras que en la harina la suba fue bastante más moderada.
Por ejemplo, el aceite en un año pasó de valer US$ 571,43 a US$ 1.489,86 la tonelada, en el mercado de Chicago, lo que da un salto de US$ 918,43 por tonelada (+160,2%), mientras que en la harina el avance fue de US$ 314,37 a US$ 461,31 la tonelada, una diferencia de US$ 146,94 la tonelada (+46,74%).
Sin embargo, si se mira la suba de los precios respecto a la primera cotización de 2021, se puede ver que el aceite gana US$ 503,75 por tonelada, mientras que la harina pierde US$ 17,52 por tonelada.
En diálogo con Télam, Idígoras explicó que este salto exponencial en los precios del aceite y este “desacople de los vaivenes del poroto” responde a “una nueva demanda mundial” y que toma a este producto como “una provisión directa de energía”.
“Ha aparecido un nuevo producto, sobre todo en Europa y Estados Unidos que es el Aceite Vegetal Hidrogenado (HVO), aceite comestible usado hidrogenado que sirve como combustible”, explicó el directivo.
Se trata de “una segunda generación de biocombustibles, porque se usa el aceite reciclado y se lo transforma en un proceso que tiene algunas condiciones de calidad muy superiores al biodiésel de primera generación, pero también al diésel, como la conservación en frío a menos 50 grados o una menor emisión de gases de efecto invernadero”, explicó Idígoras.
La demanda en Estados Unidos
En este sentido, remarcó que “Estados Unidos aumentó, en un año, el consumo en un 46% y tiene previsto duplicarlo en dos años. Estados Unidos era un exportador importante de aceite de soja, el segundo a nivel mundial, con un 1,1 millones de toneladas y este año casi desapareció del mercado porque lo transformó en HVO”.
El precio del aceite de soja creció más del 160 % por la alta demanda, especialmente de los Estados Unidos.
Con una mayor demanda interna en Estados Unidos, una caída en la oferta para el comercio internacional y compras que siguen firme por parte de la India, sumado a cuestiones climáticas en Sudamérica, los precios de este subproducto traccionaron al alza.
Los biocombustibles
Para el analista de mercados de la BCR, Guido D’Angelo, existe una expansión de los biocombustibles, aunque todavía la demanda del poroto y el aceite de soja no es “exorbitante” para su producción.
Sin embargo, señaló como un factor esencial que “en Estados Unidos se está discutiendo, de verdad, una nueva matriz verde, lo que puede terminar de gestionar una altísima demanda de aceite de acá en adelante”.
“Hoy hay dos dinámicas que mueven los precios: por una lado de una mayor demanda de la India y la transición verde. Es una expectativa muy positiva para el mercado de aceite”, concluyó.
El mercado de la harina
En el caso de la harina, Idígoras indicó que en la actualidad se encuentra “con un mercado invertido en relación al precio del poroto porque tiene una demanda inferior”.
Para el dirigente empresario “ha sido víctima de la peste porcina a nivel mundial, que impactó muchísimo en los planteles de cerdos en Asia y en Europa. Hay que recordar que en la prepandemia hablábamos de las matanzas sanitarias de cerdos en China. Eso siguió, nada más que apareció el Covid. Se ha logrado controlarla en algunas partes, pero reaparece y el principal mercado de venta de la harina es para la alimentación porcina”.
Para el corto y mediano plazo de ambos mercados, Idígoras previó que “en el caso del aceite veo un mercado sostenido por la política de biocombustibles en Estados Unidos que, probablemente, siga traccionando su producción hasta que logre ecualizarla con una mayor oferta en el mercado interno. Respecto a la harina, va a depender mucho de la sanidad animal, pero también del efecto de la pandemia y del mercado climático”.
Télam