Frente a una realidad que demanda mayor consumo de energía, las renovables cobran cada vez más protagonismo por su capacidad de mitigar este déficit y brindar soluciones más sustentables y amigables con el ambiente.
En este contexto, diversificar las fuentes de producción energética es un desafío. Así lo entendieron Fernando Porfiri, tesista de postgrado de la Maestría en Energía para el Desarrollo Sostenible de la facultad de Ingeniería (Universidad Nacional de Rosario) e Ignacio Huerga, su co-director de INTA Venado Tuerto, quienes evaluaron el potencial de biogás que se podría generar con la biomasa disponible de los residuos pecuarios para compararla con la demanda energética poblacional de Chañar Ladeado, que no tiene red de gas natural.
Si bien en la localidad de Los Pinos (sur de Buenos Aires), que cuenta con una población de alrededor de 350 habitantes, existe una experiencia similar, la de Chañar Ladeado la hace única en el país debido a la escala y magnitud del proyecto. Ambas localidades serían las primeras de Argentina en autoabastecerse de energía. Chañar Ladeado es una localidad de aproximadamente 6000 habitantes, ubicada en el Departamento Caseros, en la que la producción porcina tiene un fuerte arraigo territorial y es un factor importante del desarrollo local. Según Porfiri, “existe una cantidad importante de productores en la zona y al evaluar la biomasa disponible, nos interesó cuantificarla para saber si era posible aprovecharla para generar energía”.
En este sentido, Huerga explica que “se tomó esta localidad como caso de estudio porque es una de las más importantes del sur de Santa Fe en cuanto a la actividad porcina y se trata de un tipo de trabajo que responde a las líneas de INTA, tanto en Oliveros y la Agencia Venado Tuerto como también en otras unidades”.
Mejoras de la calidad ambiental por el tratamiento de los efluentes
En promedio, los establecimientos relevados tienen una superficie de 40 hectáreas. El 84% limpia sus instalaciones por lavado y el 16% por barrido. El 50% de los efluentes líquidos se disponen en lagunas aeróbicas y el 38% en pozos de decantación.
Según Huerga, “la inadecuada disposición de los residuos genera impactos adversos al ambiente tales comola proliferación de vectores (roedores, moscas), la contaminación de cuerpos de agua superficiales y subsuperficiales y la generación de gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático”.
Agregar valor a la biomasa residual es una oportunidad económica, ambiental y socialmente viable por tratarse de un insumo disponible localmente. Esta investigación demuestra que no sólo es posible mitigar el acceso a las fuentes tradicionales de energía que limitan el desarrollo del territorio, sino que propone una solución sustentable mediante la transformación de los residuos originados por la actividad porcina en energía.
Aportes energéticos de un biodigestor