5 ideas para engañar a tu inconciente y vivir más relajado
Hay momentos en los que puede ganarte el desánimo, o que simplemente las demandas de todos los días pueden resultar demasiado pesadas. Ahí es cuando debés saber qué tan responsable es tu inconciente en tu malestar y luego poder sortear su accionar.
1. No uses el “debes” ni mucho menos el “deberías”
En el inconsciente existe una instancia denominada Superyo cuya principal vocación es juzgarnos de forma cruel, por medio de la comparación con un Ideal inalcanzable. O bien, otra de sus tretas es empujarnos a realizar cosas que no deseamos. Sus frases más típicas son “Debés ser igual de exitoso que tu hermano mayor” o “No pensás que deberías estar más tiempo ocupado, produciendo?.
Mi sugerencia es que cada vez que oigas en tu cabeza alguna de estas palabras te detengas a analizarla y veas si efectivamente querés hacer eso. También, puede resultarte práctico el pensar: “Es eso lo que deseo profundamente para mi vida?” o “Quién dice que debo hacer eso y no otra cosa?”
2. No te compares con los demás
Existen muchos refranes populares que ilustran muy bien esta faceta. Por ejemplo ese que dice “La vaca del vecino siempre da más leche que la propia” o “El pasto del otro siempre está más verde que el mío”.
Freud lo llama “narcisismo de las pequeñas diferencias” a esa voluntad permanente por querer estar o sentirse superior al otro. En esa comparación constante, el inconsciente nos confunde, tanto cuando nos hace creer que somos mejores y tanto cuando nos hace ver en menos.
Es un hecho que las comparaciones son odiosas y más en lo que refiere a su objeto: la persona que la realiza.
3. Hacete presente en tu presente
Es propio del neurótico anclarse en el pasado, idealizarlo pensando que fue mejor. Qué sería del tango de no ser por la nostalgia!. Y por el contrario, esas ganas enormes de anticipar el tiempo, predecirlo ya sea para bien o para mal… Qué decir de la ansiedad, enfermedad propia de esta época…
La solución pasa por tener la cabeza en nuestra realidad de hoy, así no sea la que queremos. Tener el foco en el presente nos permite ser más conscientes de lo que experimentamos y partir de allí, tener mayor control y generar cambios.
4. Analizá qué cosas estás repitiendo sin darte cuenta
“…el analizado repite en lugar de recordar, y lo hace bajo las condiciones de la resistencia. Vamos a ver ahora qué es realmente lo que repite. Pues bien: repite todo lo que se ha incorporado ya a su ser partiendo de las fuentes de lo reprimido: sus inhibiciones, sus tendencias inutilizables y sus rasgos de carácter patológico.”
Repetir sus rasgos equivale a hacer de nuevo lo mismo, incluyendo trabajos, parejas, amigos… Ponerse de novio siempre con celosas. Tener la mala suerte de que los jefes siempre sean malos. O los amigos, ingratos… No es el destino, sino que es obra del inconsciente quien se expresa como síntoma…
Por definición, todo aquello que no se pueda tramitar psíquicamente, tenderemos a repetirlo. Así, una experiencia traumática, hallará la luz a través de la repetición.
El ejemplo clásico es una mala salida del complejo edípico en el que, por ejemplo, la niña no pudo inscribir exitosamente un rol activo, por fuera de la pareja paterna. En esta salida fallida, supongamos que en su inconsciente se haya ubicado a su padre como una persona severa y afín a los castigos. En el momento en que esa niña va creciendo repite esta historia eligiendo pareja, amigos (incluso jefes) con este patrón.
Teniendo esto en cuenta, la recomendación es detenerse a analizar esas circunstancias que nos están generando hoy un malestar y tratar de observar si se enlazan de alguna manera con nuestras experiencias pasadas. Es el primer paso a su solución.
5. Abrite a los cambios
El inconsciente es amante del statu quo y cómodo por naturaleza. Siempre preferirá lo estático de una zona de confort antes que aventurarse en territorios desconocidos.
Es su tendencia, también, que ante la ocurrencia de modificaciones en el entorno (mudanza, cambio de empleo, asignación de nuevas responsabilidades) intente ver las cosas del lado de las pérdidas imaginarias antes que de las ganancias reales. Frecuentemente nos hará observar “el costado amargo del cambio” antes que posicionarnos gustosos o entusiasmados con los nuevos caminos que podrían abrirse ante nuestros pies.
Sugerencia entonces, analizar lo más objetivamente todas las consecuencias que nos aparejará un cambio, desglosando lo máximo posible la columna de lo positivo y lo negativo que este implicará.
Existen muchos refranes populares que ilustran muy bien esta faceta. Por ejemplo, ese que dice “La vaca del vecino siempre da más leche que la propia” o “El pasto del otro siempre está más verde que el mío”.
El inconsciente es amante del statu quo y cómodo por naturaleza. Siempre preferirá lo estático de una zona de confort antes que aventurarse en territorios desconocidos.